En este breve fin de semana que ya, para mi desgracia, huele a lunes y a axila de jefe, he tenido la oportunidad de ver la indiferencia que la gente en general y muchos jóvenes en particular, sienten hacia lo público. Ya comentaba en otro post (que don Ricardo tuvo el detalle de enlazar) lo mucho que me sorprende el que no seamos capaces de respetar unas mínimas reglas de convivencia y de hacernos a la idea de que lo que hay puertas afuera de nuestro adosadillo de medio pelo o de nuestro dúplex de lujo son bienes que compartimos con todos nuestros vecinos. No hay ejemplo más lamentable de esta falta de respeto que la fuente que una empresa privada financió y se construyo al lado del CERPA en memoria de las víctimas del 11M. Cuando se inauguró, yo estaba seguro de que sería un lugar respetado por todos debido al inmenso dolor que simbolizaba, pero el duendecillo ripense que a veces me susurra al oído, me dejó caer un "ya veremos...". Hasta el verano pasado, creía haberme equivocado al dudar de mis convecinos, porque solamente se habían causado pequeños desperfectos al ser usada como pista de skate board, pero todo ha cambiado desde que "desapareció" la primera letra de los versos de León Felipe, la Z de LUZ. Luego, una pequeña firma, un tópico corazoncito con nombres (pero de corte lésbico, en acorde con los nuevos tiempos), unas cuantas letras más desaparecidas y, por último, el graffiti salvaje y el ser usada como letrina en noches de botellón.
Me extraña que nadie haya levantado la voz en ningún medio de comunicación del municipio, ni siquiera el PP (a lo mejor porque vino a inaugurarlo Pilar Manjón) sobre la paulatina degradación de este humilde monumento que tanto simboliza.
Sin agua,
sin luces,
sin las letras doradas,
pese a toda la barbarie,
afortunadamente el verso de León Felipe sigue legible:
Luz... Cuando mis lágrimas te alcancen, la función de mis ojos ya no será llorar, sino ver
domingo, 21 de enero de 2007
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